Este debe ser uno de los postres más fáciles de preparar, no requiere cocción, y se trata sólo de armar diferentes capas con distintos sabores y texturas que se combinen bien usando en la mayoría de los casos ingredientes que tengamos a mano. Una capa de algún bizcocho vainilla, bizcochuelo, pionono al que podemos humedecer con licor o almíbar, una capa de frutas de estación, frutos secos, y algo cremoso, helado, crema batida, pastelera,una ganache, merengues triturados, en fin lo que se les ocurra combinar tratando siempre de que cada capa conserve su consistencia, lo crocante siga crocante, las frutas bien frescas y las cremas mantengan su untuosidad. En general se arma en un gran copón de vidrio para que se vean las diferentes capas, lo que lo hace atractivo a los ojos o como yo en este caso en recipientes individuales, acá unos frasquitos de vidrio de yogur que guardo porque son ideales para minipostres de mesa dulce.
Mi versión lleva lo que tenía en ese momento en casa: Trocitos de brownie que había preparado en la semana y sobraron, una capa generosa de dulce de leche, otra de nueces picadas, bananas cortadas en cubos y por encima abundante crema de leche batida a punto chantilly con muy poca azúcar y esencia de vainilla. Decoré con chocolate rallado y una cereza y enfríe varias horas para que los sabores se intensifiquen.
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